Psicosophía: 2 

         Estoy aquí otra vez, entro en tu casa, ya no soy una extraña en tu vida, sino que te siento como amigo. Una amiga ha venido a verte y a hablarte de ella misma. Vengo de nuevo a tu casa, aunque he estado aquí durante años, pero esta es la primera vez que estás lo suficientemente silencioso como para oírme.

         Quiero continuar hoy el encuentro que tuvimos hace ya algún tiempo, en este mismo lugar. Tuvimos una presentación, una primera toma de contacto. Un comenzar a conocernos, pero yo vivo contigo, siento contigo.

         ¿Te preguntas, quién soy?

         Me llamáis filosofía y no puedo tener vida, no puedo vivir sin  ti, sin vosotros. Vosotros y vosotras sois mis padres, mis progenitores, porque decidisteis darme a luz en este mundo.

         Estoy encantada con mi nombre, a pesar de lo manoseado y ajado que en ocasiones se encuentra. También éste fue donación gratuita de parte vuestra, y lo acepté con toda la plenitud del mismo, porque he llegado a comprender que era el don más grande que poseíais y que me podíais ofrecer.

         Filo es amigo, amor. Filia es la amistad. ¿Poseéis algún don recibido de los dioses más grande, más importante, que la amistad? Soy construcción vuestra y una herramienta indispensable en vuestro vivir. No merezco que me separéis de vosotros y, disecada, me abandonéis en polvorientas bibliotecas y frígidas universidades.

         Sin ti, sin tu ser, no puedo reconocerme, y no sé quien soy. Mi vida consiste en vuestra vida, en vuestro vivir humano en plenitud, de manera que cuanto más y mejor vivís, más y mejor vida obtengo yo. Y, al contrario, cuánto más pequeña es vuestra vida, más languidece la mía.

         Tengo un destino errante, puesto que consisto en pensamientos eternamente vagando por el aire en espera de que alguna mente generosa se apiade de ellos y los piense. Soy sentimientos y emociones, por lo que necesito cabezas que me piensen y corazones que me sientan.

         En mi visita anterior a esta casa referí cómo tuve un origen humilde en la lejana Hélade, hace ya muchos, muchos años, cuando unas personas que amaban el mundo, su mundo, se dispusieron a humanizar el universo. Adquirí uso de razón en la bella ciudad de Atenas, bajo los auspicios de Atenea, la diosa de la sabiduría.

         Habéis podido comprobar la enorme importancia que ha tenido este hecho para todos vosotros, para todo occidente. Si otros pueblos, otras grandes civilizaciones de la antigüedad, como Egipto o Mesopotamia, me hubieran dado a luz, la vida del mundo occidental sería muy diferente.

         Soy amor, amor a todo lo que existe; me gusta lo original y tiendo a preguntarme por las cuestiones últimas de la vida.

         Os recuerdo que detesto el poder, que es ajeno a mi ser. No siento simpatía por los poderosos. Me burlo de toda grandeza, porque puedo entrever la falsedad de lo que oculta. Odio la ostentación, la vanagloria, las pompas y vanidades de vuestras rutinarias vidas. Huyo de la hipocresía y de la falsedad, por lo que me encuentro proscrita de este mundo vuestro, y reclamo mi derecho a la Verdad, a la Belleza y a la Bondad, para este mundo.

         “Alabamos al caballo por su velocidad, no por los arreos; a un galgo por cómo corre, por su vigor y destreza, no por su collar. ¿Por qué no hacemos otro tanto con los hombres, estimándolos por su estricto valor? Su dinero, sus palacios, su poder, sus rentas, su belleza, etc. ¿porqué estimar al hombre envuelto y empaquetado? Así nos muestra lo que no le pertenece y nos oculta aquello por lo que debemos valorarlo. Lo que se busca es el valor de la espada, no de la vaina. El pedestal no es la estatua”. (Montaigne).

         “Tales adornos no nos sirven más que para deslumbrar al vulgo, incapaz de soportar los alimentos más nutritivos y resistentes”. Montaigne.

         Tampoco admiro a los adoctrinados, a los esclavos serviles de algo o de alguien. Busco la libertad interior en esta época de servilismos, de ideologías paralizantes. El arte más grande, la tarea más sublime y excelsa, es seguir siendo uno mismo.

         Lo externo no puede quitarte nada, ni tiene nada que perder, nada ha perdido, si se tiene a sí mismo.

         No sigo ningún camino ya trazado, ni ando por senda de maestro conocido. Mi camino es no tener camino, y se llama libertad.

         Vuelvo hoy aquí, ante vosotros y vosotras, con la súplica y la esperanza en que me redimáis de esta condena que me asfixia desde tiempos inmemoriales, de que me rescatéis de esta prisión de marfil en la que me hallo.

         Veréis que soy joven, que soy alegre, y la mejor compañera para vuestras vidas. No me devolváis otra vez al olvido y a la marginación.

         ¿No os fiáis de mí? Muchos de vosotros tenéis malos, pésimos recuerdos de mí. Sabed que no ha sido culpa ni responsabilidad mía. Ponedme a prueba y podréis comprobar que estoy en cuerpo y alma comprometida con vosotros, con vosotras, con vuestra vida, como vuestro ser como personas.

         Alguien me ha reconocido como la maestra por excelencia en el arte de vivir. Es que consisto en el mismo arte del bien vivir, de la vida en plenitud.

         Para eso me trajisteis a este mundo vuestro, y yo quiero, estoy siempre dispuesta a cumplir a la perfección mi papel, la tarea que me habéis encomendado.

         No consisto en ninguna teoría científica, religiosa, o del tipo que sea, sino que mi ser se nutre del reflexionar y del sentir, sobre esas teorías humanas, tan necesarias para vosotros.

         No soy algo inútil, aquello con lo cual y sin lo cual la vida sigue tal cual, sino que quiero ser lo más útil que los seres humanos podéis encontrar en vuestro caminar por esta vida. Nunca os defraudaré y no dejo indiferentes a las personas que saben buscarme.

         Soy, pues, reflexión, soy sentimiento, soy emoción soy acción. Puedo ayudaros a reconoceros como lo que sois, a lo que llamáis autoconocimiento. Y este autoconocimiento os llevará a desplegar todas vuestras posibilidades y potencialidades para que no seáis manejados por vuestros pensamientos o emociones. Puedo conduciros hacia una vida más plena, más realizada, más lúcida.

         La capacidad de pensar libera a los seres humanos del sometimiento servil al instinto, al apetito y a la rutina, al error, al fracaso .... La miseria y la opresión surgen de la ignorancia y de la superstición. Por tanto la educación es necesaria para eliminar la ignorancia y la sinrazón.

         Mi tarea consiste en lograr la autonomía de la razón, ayudaros a salir de la minoría de edad, de la que se es culpable por ser incapaz de servirse del propio entendimiento sin la dirección de otro. Y esto no sucede por falta de entendimiento, sino por falta de decisión y de ánimo. Es más fácil la credulidad, la idolatría, pues no comprometen.

         Sin mí, vuestra vida languidece y, errante, vaga sin rumbo. Puedo ayudaros a desenmascarar y a despojaros de estereotipos estériles que yerman vuestra vida. Soy conciencia, tu conciencia, capaz de devolverte el goce productivo de la misma.

         Soy universal. Os pertenezco a todos, a toda la humanidad. No quiero que nadie se arrogue derechos sobre mí.

         Estoy dispuesta a calmar y a colmar vuestra hambre y vuestra sed de ser y de vivir en plenitud.

         Quiero alertaros sobre esos “hombres grises” que crecen en todo tipo de sociedad y que tienen como “misión” (se sienten misioneros) raptarme y separarme de vosotros, mi pueblo, para que vosotros también permanezcáis en eterna cautividad.

         No desean que me reconozcáis, por lo que me disfrazan con pomposas y exóticas ropas; me acicalan tanto que yo misma no me reconozco y no me atrevo a salir a la calle.

         De esta manera he permanecido durante siglos secuestrada, enclaustrada, lejos de vuestras miradas. Así, no habéis podido tener pensamientos propios ni desarrollar una vida humana en plenitud. La sabiduría desgraciadamente no ocupa un lugar central en la vida de nuestra sociedad. En lugar del “pienso, luego existo cartesiano, hoy desgraciadamente nos vemos obligados a decir “pienso, luego estorbo”.

         “Nada hay que esté completamente en nuestro poder, excepto el propio pensamiento”. Descartes.

         Más de un filósofo han sido considerados y condenados como los seres más impíos y peligrosos de la sociedad. Son los peligros que comporta una vida dedicada a la mente. Puedo considerarme afortunada de que en esta época me consideren como algo inofensivo y me dejen abandonada.

         He muerto para muchos; me mataron, me disecaron, me redujeron a estéril teoría adormecedora, a pura elucubración, para divertimento de unos pocos elegidos. Me encerraron en diferentes lugares no accesibles a la mayoría de los humanos.

         Sacadme de esta caverna para que yo pueda ayudaros a salir de la vuestra.

         Los que me conocen como soy y me han tratado, dicen que alegro y regocijo sus vidas. Doy gozo interior, serenidad y calma. Otros ponen aspecto grave o se entristecen. Doy bienestar, reposo a quien lo requiere. Mi fuerza no ha sido descubierta en los laboratorios, pero sí contrastada por el tiempo.

         Soy antigua, pero soy nueva. Nazco cada día en cada pensamiento. Soy percepción e interpretación nueva del mundo, y aspiro a ser siempre verdadera. Soy una manera diferente de mirar el mundo, pues poseo una sensibilidad especial para captar lo que otros no ven, detalles que pueden escapar a la distraída mirada del caminante.

         Puedo ver el interior, lo que para muchos no existe, o en lo que no quieren reparar. He recorrido ciudades, pueblos, valles y montañas. He visto personas, semblantes, cicatrices del tiempo, regocijos compartidos y perseverancias tranquilas que me han contado y encantado. Trato de comprender el porqué de las cosas, de vuestras cosas y descubro alegrías y miserias. Veo muchas desigualdades y analizo sus causas y sus consecuencias.

         A veces me disfrazo para apresar los antojos del espacio y el momento, que imagino apenados o dichosos, dolorosos y exultantes, pero siempre valiosos. A veces miro, contemplo o enmudezco, espero y admiro lo cristalino y lo opaco que se esconde en todo lo inventado y en aquello que es parte de vosotros.

         Soy locura, locura de amor, fundamental no solo para obtener una vida plena, sino también para la comprensión y la búsqueda del bien. Amo la verdad, odio la falsedad y la mentira. A veces me callo por respeto a los demás. La mentira tiene pocos amigos. El mundo está lleno de vacíos si no lo llenamos con algún sentido.

         Quien ama la verdad abandona la creencia de estar ya en su posesión.

         Desde el pedestal en que me han colocado me han utilizado para trascender lo meramente humano, sin embargo soy un modo de ser humano; hablo como vosotros los humanos. Los que deseen ser humanos que me miren, que vean la vida tal cual es, con sus penas y alegrías, con sus sorpresas. Soy digna de abrazar.

         Busco siempre lo mejor, trato de superarme, de trascender hacia la mejor humanidad. A crear un nuevo tipo de vida dedico mi vida y mis energías todas.

         Sócrates y Platón no se encuentran a gusto allá arriba, sino que quieren caminar codo a codo con vosotros, conversar, compartir problemas. En esta distancia más corta es muy fácil comprenderlos y quererlos. Ellos se sienten felices caminando juntos, de la mano y compartir.

         Tú, todos vosotros y vosotras, sois filósofos, sois yo y yo soy vosotros. Si,  yo no sé quien soy, ¿sabéis vosotros quienes sois? Para ayudaros en esta tarea me creasteis. Conmigo estás a salvo para ser tú mismo.

         Después de esta presentación, voy a ejercer mi propia profesión, o mejor, mi propia vocación. Filosofaré para vosotros, dialogaré con vosotros.

         Los seres humanos creen saber quienes son, pero qué pocos se conocen en realidad. Reconocer la propia ignorancia, aceptar que estás confundido,  es el primer paso para dejar de estarlo.

         Apaga la radio y el televisor, aprende a escuchar tu propia música mucho más a menudo. Te sentirás mejor. Mira, observa, con toda tu alma; muchas cosas no pueden verse con los ojos, pero están ahí.

         Piensa en cambiar algunos hábitos de tu vida. Para que cambien las cosas, debes cambiar tú primero. Si sigues haciendo lo que siempre has hecho, no conseguirás más de lo que has conseguido hasta ahora. Deja de hacer lo que no da resultado. Todo lo que consigue una persona es lo que ha decidido, ni más ni menos.

         Examina el camino recorrido, has realizado un gran esfuerzo, retoma tus fuerzas y encontrarás la respuesta a lo largo del camino. Cada uno debe encontrar su propio camino.

         Cuando te das cuenta de tus deficiencias, eres muy sabio. Atrévete a ser, a vivir.   Nunca se puede aprender la verdad de boca de los demás. Cada uno debe descubrirla por sí mismo. ¿Por qué preguntas si la respuesta está en tu corazón? No dejes que los juicios de los demás sean más importantes que los tuyos.

         Lánzate al agua y aprende a nadar. Si te sacan ahora, nunca aprenderás  y en la próxima ocasión puede ocurrirte lo mismo.

         El miedo y la duda inmovilizan nuestro cuerpo y nuestra mente y nos impiden ver la realidad. La niebla también nubla nuestros ojos y nos impide ver el camino correcto. La perfección, igual que la belleza, depende de los ojos con que se mira.

         Mantener la mente tranquila en medio de las turbulencias es una lección difícil de aprender y, a la vez, muy importante. Cada día es una nueva oportunidad para ser como tú quieres ser y para que tu vida sea como tú quieres que sea.

         Todo es como queremos que sea. Eso es lo que hace que sea perfecto y lo único imperfecto es tu manera de percibir la perfección.

         Cuando buscas la belleza en el universo, comienzas también a ver tu propia belleza. Si te fijas en la imperfección, eso es lo que hallarás. Todos somos responsables de nuestros actos.

         “Todo hombre puede encenderse una luz en la oscuridad”, nos recuerda el filósofo griego Heráclito.

         Años, muchos años hacen falta para hacer una vida, una vida humana. El mundo no nos ayuda, por lo que tratamos de encontrarla, de hacerla, fuera de él, saliendo del coro vocinglero que nos aturde para crear un mundo propio.

         La vida ha ido forjando en cada uno una máscara y una armadura de protección. Sois hijos de vuestro tiempo, y como marginados, os veis obligados a emigrar, a abandonar la casa en la que habéis sido para retornar a la que fuisteis, a vuestro primer hogar, a crear un nuevo mundo bajo un cielo mejor. Volver a vuestro yo, pero sin la armadura

         Queréis regresar a vuestro yo, a vuestro yo auténtico, si es que se encuentra en alguna parte, en busca de aquel tiempo perdido. El yo que no está ya presente, pero que yace custodiado paradójicamente por el olvido que supo ponerlo a salvo de la voracidad del tiempo. Aquel yo que nos llega hoy, que al recuperarlo nos trae con él aromas de eternidad, de paraíso. Los verdaderos paraísos son los paraísos perdidos, dice Proust.

         Mi tarea consiste sobre todo en preguntar y dejar que vosotros reflexionéis, que todos reflexionemos, para que encontremos dentro de nosotros las respuestas más sinceras.

         Siempre me he preguntado cómo la vida que hacemos en la tierra puede ser tan violenta, tan sin sentido, contando como podemos contar con pensamientos tan sublimes como los que nos ofrecen los filósofos. Si leyéramos a menudo a Platón y a Aristóteles, a S. Agustín y a Sto. Tomás, a Descartes o Hume, a Kant, Marx y Nietszche, a Unamuno y Ortega o Wittgenstein, entre otros, ¿podríamos encontrar en ellos, las respuestas que la sociedad, tal vez, quiere ocultarnos?

         Decía nuestro gran filósofo Don José Ortega y Gasset que “esta vida que nos ha sido dada, no nos ha sido dada ya hecha, sino que tenemos que hacerla, cada cual la suya”. Y añadía: “nada que merezca la pena ser aprendido, puede en realidad ser enseñado”.

         O como escribe el mismo Montaigne: “ Pues si abrazan las opiniones de Jenofonte o de Platón por propio razonamiento, ya no serán de ellos, sino suyas. El que sigue a otro no sigue nada. Nada halla, porque nada busca. Nos invita a ser como “las abejas que picotean en ésta y en aquella flor, mas después hacen con ello la miel que es de todos; ya no es tomillo, ni mejorana; así transformará él las piezas tomadas de otros, fundiéndolas para hacer con ellas una obra totalmente suya, es decir, su juicio: su educación, su trabajo y su estudio no pretenden sino formarlo”

         ¿Queremos ser abejas productoras de miel propia o zánganos?

         El sabio no sabe y busca saber, solo el necio piensa que sabe.

         Si nos paramos a pensar, lo único que enseña el sabio es su ignorancia. Como dicen muchos estudiosos del tema: “Nadie enseña lo que sabe, sino lo que es”.

         “No se puede aleccionar a los hombres, solo guiarlos para que se busquen a sí mismos, para que se vean con sus propios ojos. Ni gafas ni píldoras”. Montaigne

         Platón, cuando institucionaliza la investigación racional en la Academia, considera “que la filosofía sólo es posible en la búsqueda colectiva, en el diálogo continuo de un alma consigo misma y con otras almas... el pensamiento no puede desenvolverse en el mundo cerrado de la individualidad, es obra, dice, de “personas que viven juntas y discuten con benevolencia”. Supone la solidaridad del individuo con los otros,   
La personalidad crece solo cuando incrementa su propia capacidad de autocontrol sobre la propia conducta. El último criterio que guía el control es la racionalidad y ésta se desarrolla dentro de una comunidad. Todos somos interdependientes.
                                    
         No basta saber la verdad, hay que sentirla. Siempre ha formado parte de ti, aunque tú no te hayas dado cuenta.

         La vida es el camino, es aventura, la aventura de aprender. El conocimiento es la luz que ilumina nuestro camino.

        
         “La filosofía y la religión son enemigos que se necesitan” (Unamuno)

         Nuestra vida con nobles valores purifican y dan sentido a nuestra existencia, en busca de nuestra libertad.

         Vivir es sentirse perdido; el que lo acepta ya ha empezado a encontrarse, ya ha comenzado a descubrir su auténtica realidad, ya está en lo firme. Instintivamente, lo mismo que el naufrago, buscará algo a que agarrarse, y esa mirada trágica, perentoria, absolutamente veraz, porque se trata de salvarse, le hará ordenar el caos de su vida”. Ortega

         “Mientras vivas, sigue aprendiendo a vivir”. Séneca

         Solo aquel que se mantiene libre frente a todo y a todos, conserva y aumenta la libertad en la tierra.