SENECA
“Homo
res sacra homini”
El hombre es sagrado para el hombre
José María Calvo
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Las
Letras y las Artes Hispánicas han llegado a cotas tales de altura que
provocan real vértigo a quienes pretenden emularlas, competir con ellas
o sencillamente superarlas. Las aportaciones que han ofrecido a la vida
de la humanidad han sido de una dimensión tal, que cualquier otra dimensión
aparece totalmente eclipsada por sus resplandores.
Y
¿qué decir del Pensamiento Hispánico? ¿Ha quedado también eclipsado por
las Letras y las Artes? Aunque en un primer momento pudiera parecer que
ni siquiera ha existido, cometeríamos una gran injusticia si no lo consideráramos
dentro de las mismas Letras y Artes y a su misma altura. La filosofía
es un arte más.
La
filosofía, el pensamiento hispánico, ha aportado a la humanidad grandes
valores. Hoy queremos resaltar uno de los más esenciales de este pensamiento
hispánico, lo que llamamos “humanismo”, y que hoy día preocupa tanto a
nuestra sociedad del siglo XXI. Siempre nutrido de una constante y profunda
preocupación por los problemas de los seres humanos, ofrece a la vez,
no solo consuelos, alivios, siempre tan necesarios a todo peregrino de
este mundo, sino también los recursos |
más necesarios
para producir el milagro de la edificación de la propia existencia.
No en vano, nuestra existencia se alimenta de los problemas que vamos
encontrando en nuestro vivir con y por los otros.
Esta ineludible
preocupación por lo humano marca ya el pensamiento hispánico desde la
misma cuna de su ser. El humanismo como proyecto y horizonte le va mostrando
inexorable el sendero de su caminar. En el mundo clásico griego y latino,
primeros biberones de todo lo hispánico, ya encontramos en nuestros
pensadores sobrada abundancia de esta honda preocupación por lo más
humano.
Personalidad
humanista por excelencia es Lucio Anneo Séneca,
filósofo, escritor y político cordobés, cuya personalidad, vida y obras,
colman la perspectiva de todo lo humano. Su vida privada, como la vida
pública, y sus producciones se muestran sujetas a interpretaciones y
a interpelaciones. No en vano se ha dicho que la verdad histórica no
es lo que sucedió, sino lo que juzgamos que sucedió. Esta verdad histórica
suele esconderse a las miradas curiosas y, sobre todo, a las intenciones
de juicios más o menos interesados de los humanos.
Nace Séneca
en Corduba, hoy Córdoba. Su padre, Marco Anneo, era escritor y maestro de retórica, y su madre se llamaba
Helvia.
Llevado
muy joven a Roma por su tía, se educó en la ciudad eterna. La ciudad
eterna lo elevó a la eternidad. Estudió gramática y retórica en el foro,
pero la filosofía llamaba con insistencia a su puerta.Ejerció
como abogado. Fue Cuestor, edil o tribuno de la plebe y pretor
.
Abogado
y orador excepcional, pronto atrajo las envidias del megalómano emperador
Calígula, que se consideraba el mejor orador
del Imperio. Se libró de morir, porque pensaban que viviría poco, debido
a su débil estado de salud.
Escritor
elegante, sufrió el destierro a la isla de Córcega, acusado por la emperatriz
Mesalina de mantener relaciones sexuales con Julia Livilia, hermana del emperador e hija de Germánico. En este
destierro escribe La Consolación a Helvia,
dedicado a su madre, diálogo delicioso plagado de alusiones personales,
y la Consolación a Polibio, un liberto de Claudio, muy influyente en
el mundo de la política.
Estas consolaciones,
escritas en un doloroso destierro, ayudan al ser humano a comprender
y a encontrar respuestas válidas a nuestra situación dolorosa también
de errantes de este mundo.
Otra emperatriz,
Agripina, esposa y sobrina del emperador,
logra el indulto. De vuelta en Roma, le nombran pretor y le encargan
la educación de Domicio, de once años de edad
y que sucedería a Claudio con el nombre de Nerón.
Llegó a
ser el principal consejero y ministro del emperador Nerón. Gobierna
el Imperio junto con Burrus. Logra reunir
una inmensa fortuna. Muerto Burrus y sin amigos
en la Corte, en quienes confiar pide a Nerón retirarse y le dona su
inmensa fortuna. Se retira de la vida pública y conversa con sus amigos.
Participa
en la muerte de Agripina, madre de Nerón,
asesinada por su hijo. Viendo el panorama de la Corte de Nerón, intenta
alejarse, pero implicado y complicado en la Conjuración
de Pisón contra Nerón, el emperador le ordena que se quite la vida,
lo que hizo abriéndose las venas el año 65.
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FILOSOFÍA |
Caracteriza
a Lucio Anneo el amor a lo humano, que le lleva
a amar la docencia y a apreciar el valor de las palabras, es decir su
aprecio por la práctica de la filosofía. Nos encontramos ante un nuevo
Sócrates.
Continuador
de la filosofía estoica, al igual que Cicerón, su filosofía se orienta
de lleno hacia los problemas de la vida humana. Enseña a vivir bien y
no solo conocer cosas. Quiere mejorar moralmente a todas las personas.
El filósofo es el médico de las almas (humanismo). Y como buen estoico
considera la filosofía como un bien universal que debe extenderse a todos
los seres humanos. El objetivo es mostrarles cómo llegar a ser personas.
Y como estoico ejemplar defiende la fraternidad universal y la igualdad
entre todos los hombres
Valor literario
– filosófico. Predomina lo concreto, los detalles, resalta lo emotivo.
El estilo de un filósofo cuyo objetivo se encuentra en ayudar a vivir
bien, a mejorar a la persona, tiene que ser cortado a veces y sentencioso,
sin embargo, en ocasiones se muestra prolijo. Su doctrina profesa un carácter
profundamente humano. El filósofo es el médico de las almas, como demuestra
en sus Consolaciones.
La propuesta
filosófica aparece clara. En este quehacer de nuestra vida, no nos queda
otro remedio que aprender a vivir, y el ideal a imitar lo encontramos
en el sabio. La filosofía nos muestra el camino: Hazte sabio, busca tu
felicidad en alcanzar tu propia perfección. Busca dentro de ti; no te
dejes engatusar por las cosas perecederas con las que la propia vida va
tendiéndote trampas. Producen más sinsabores que alegrías. La verdadera
felicidad la encontrarás donde reside, dentro de ti.
El sabio aprende
a utilizar la razón y a dominar las pasiones. Séneca muestra en su persona
este ideal. Parece una vida llena de contradicciones: Inmensamente rico,
desprecia las riquezas. Nunca fue esclavo de las riquezas, pero si las
tienes puedes hacer uso de ellas para producir el bien en el mundo, mucho
mejor que si no las tienes. Agitada participación en la política para
quien aconseja huir de los palacios para ser justo y encontrar la felicidad.
Esta
filosofía universalista, el estoicismo, había nacido en Grecia, fundada
por Zenón de Citio en el s. IV – III antes de
Cristo. Los romanos, estoicos por naturaleza, adaptaron a su idiosicrasia
el estoicismo griego. La filosofía se encontró con muchos problemas y
prohibiciones en Roma por considerarla un peligro para la educación de
los jóvenes. Sócrates había sido acusado de lo mismo en Grecia y ejemplarizó
con la entrega de su vida la integridad de un pensamiento.
El estoicismo
ofrece pautas al obrar humano. Propone a sus seguidores encontrar la felicidad
en la práctica de la virtud para no temer a los dioses, al azar ni a los
otros hombres. Propicia un determinismo fatalista. Ofrece preceptos morales
sobre como alcanzar la sabiduría y cual es la actitud del sabio. “Vivir
de acuerdo con la Naturaleza”, la Providencia y la Razón Universal, que
ordenan las cosas de modo inexorable. Este modo de vida nos diferencia
de los animales. El estoico no tiene patria, sino que pertenece al cosmos,
es ciudadano del mundo.
Ni la
desgracia ni las tribulaciones afligen al sabio, indiferente a las riquezas
y a la pobreza, a las críticas y a las alabanzas, cultiva el sí, es bondadoso,
compasivo y generoso. No debe participar en política, y, sometido al destino,
puede ejercer el último acto de valentía en un sereno suicidio. La vida
es preparación para la muerte, con la que el sabio alcanza la verdadera
libertad.
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La filosofía
de Séneca se encuentra diluida a lo largo de sus obras: diálogos cartas,
tragedias y epigramas.
En el
destierro, además de las consolaciones a su madre Helvia
y a Polibio, escribió su obra más importante, “Sobre la providencia”,
dedicado a Lucilio Junior.
Destaca igualmente el tratado “ De la firmeza
del sabio”. De vuelta a Roma escribe el famoso diálogo “
Sobre la brevedad de la vida”. Dedicó a su suegro Paulino el diálogo
“La vida bienaventurada”, en el que defiende la forma de vida del filósofo
estoico
Destaca
el diálogo “Sobre la ira”, escrito a petición y dedicado a su hermano
Novato. “Sobre la serenidad”. “Sobre la Clemencia”, “Sobre la felicidad”,
“Sobre los beneficios”, “Sobre el ocio”.
Retirado
ya de la política, dedicó a Lucilio el libro
“Cuestiones naturales”, sobre fenómenos naturales, ética y física. Satiriza
al emperador Claudio en “La Apocolocyntosis”
sive Ludus de morte
Caesaris, escrita en prosa y verso. Escribió
también tragedias al modo griego y versos: Medea, Hércules, Agamenon,
etc.
Se le
ha criticado la falta de coincidencia entre sus escritos y su comportamiento
personal y político. Ya hemos expuesto su indiferencia ante las riquezas,
sin llegar al rechazo, puesto que pensaba que las riquezas pueden ayudar
a la práctica del bien.
No
se ha comprendido su actitud política. Ridiculiza al emperador Claudio
en el proceso de divinización y escribe una laudatio
funebris en su funeral, hecho por Nerón y atribuido a Séneca.
Tampoco se ha comprendido su complicidad en los crímenes y en los horrores
de Nerón.
Influyó
en el cristianismo de la E. Media. San Jerónimo lo llamaba "nuestro
Séneca". Y Tertuliano filósofo "casi nuestro" |
José María Calvo |
MODERATO
DE GADES
"La naturaleza
universal está delimitada por las razones y proporciones numéricas”
h`
tou/ panto.j fu,sij kat
, avriqmw/n lo,gouj
te kai. avnalogi,aj
peratou/tai
Natural
de Cádiz, este filósofo hispanorromano vivió
en la segunda mitad del siglo I d.C., durante el reinado de Nerón y el
inicio de la dinastía Flavia. Según refiere Plutarco de Queronea,
Moderato tuvo como discípulo a Lucio de Etruria.
No
se ha conservado ninguna de las obras escritas por Moderato, denominado
por San Jerónimo vir eloquentissimus
(varón muy elocuente). Sabemos, por el testimonio de Porfirio, que Moderato
compuso en griego unas Lecciones pitagóricas (Puqagorikai.
scolai,), extensa obra en once libros de la
que únicamente se han conservado unos extractos. El conocimiento de las
doctrinas de Moderato nos ha llegado sobre todo gracias a Estobeo
y a los filósofos neoplatónicos Porfirio, Siriano
y Simplicio. Este conocimiento fragmentario de la obra de Moderato
permite tan sólo señalar las líneas principales de su pensamiento.
Moderato
de Gades se inscribe dentro de la corriente
neopitagórica que reavivó la filosofía, sobre todo, en los
siglos I y II d.C. Mientras que Apolonio de
Tiana, en la primera mitad del siglo I d.C., representa el
pitagorismo místico, Moderato representa, unos años después, el pitagorismo
metafísico, orientación seguida un siglo más tarde por Nicómaco
de Gerasa y Numenio
de Apamea.
Moderato
efectúa una síntesis de platonismo, aristotelismo y estoicismo sobre la
base de las doctrinas de Pitágoras, conocidas sobre todo en sus versiones
tardías. Moderato considera que Platón, Aristóteles y los Académicos se
apropiaron, sin declararlo expresamente, de las mejores doctrinas de Pitágoras,
mientras que citan aquéllas sólo en sus aspectos más superficiales para
desacreditarlas. De este modo, Moderato afirma que Platón ha tomado su
doctrina de la materia directamente de Pitágoras.
FILOSOFÍA
La teoría
de los números de Moderato de Gades se encuentra
principalmente en una extensa cita conservada en la Vida de Pitágoras
de Porfirio. (s. III d.C.) y en tres fragmentos
transmitidos por Estobeo (s. V d.C.).
En la cita
de Moderato contenida en la referida biografía de Porfirio, los números
tienen, en primer lugar, un valor metodológico. Al igual que los geómetras se sirven de las figuras y los gramáticos hacen
lo propio con las letras del alfabeto, así también los pitagóricos, para
expresar los primeros principios, recurren a los números. De este modo,
el número uno es símbolo de la unidad e igualdad, armonía y simpatía,
y de la conservación del universo; la díada es símbolo de la diversidad,
de la distinción y del cambio.
En segundo
lugar, el simbolismo de los números tiene también una dimensión metafísica,
puesto que éstos expresan la estructura ontológica del universo. En tercer
lugar, Moderato ofrece también una dimensión teológica de los números
al identificar, en el tercer extracto transmitido por Estobeo,
los números del uno al diez con los dioses y diosas helénicos.
La doctrina
de los primeros principios de Moderato, tal como figura en una cita del
Comentario a la Metafísica de Aristóteles de Siriano
(ss. IV-V d.C.), permite distinguir claramente
entre el Uno, como principio supremo, y la Mónada.
Cabe pensar que esta Mónada y la díada se sitúan
en el mundo inteligible de las formas, generando en su oposición la serie
de los números. La Mónada aludida corresponde
al Segundo Uno, que mencionará el extracto de Porfirio traducido más adelante.
Siriano,
In Aristotelis Metaphysica commentaria 151.17 -21
Kroll:
En general,
entre los pitagóricos hay una diferencia entre el Uno y la Mónada, acerca de la cual muchos de los más antiguos pitagóricos
discutieron, como Arquitas, el cual dice que el Uno y la Mónada, aun siendo congéneres, difieren uno de otro, y de
entre los más recientes, Moderato y Nicómaco.
La doctrina
de los tres Unos y de la materia es atribuida a Moderato de Gades por Simplicio (s. VI d.C.)
en su Comentario a la Física de Aristóteles. Se trata de una prefiguración
de las tres hipóstasis plotinianas. Moderato
afirma que hay un Primer Uno por encima del ser y de la esencia, un Segundo
Uno, ser e inteligible, identificado con las Formas, y un Tercer Uno,
el alma, que participa del Primer Uno y de las Formas. La materia, como
última parte del Tercer Uno, no participa de los dos Unos superiores,
pero es receptora de formas.
Simplicio,
In Aristotelis Physica commentaria I 7, 230.34-231.27
Diels:
Los pitagóricos
parece que fueron los primeros griegos en tener esa concepción sobre la
materia, y después de ellos Platón, como refiere Moderato. Éste, en efecto,
siguiendo a los pitagóricos, muestra el Primer Uno por encima del ser
y de toda esencia, y dice que el Segundo Uno, que es [231] el ser verdadero
y el inteligible, son las Formas, y que el Tercer Uno, que es el del alma,
participa del Primer Uno y de las Formas, y que la naturaleza última proveniente
de éste, que es la de lo sensible, no participa, sino que está ordenada
por una impronta de aquéllos, porque la materia que hay en lo sensible
es una sombra del no ser que está en primer lugar en la cantidad; aún
más, dicha materia es inferior y deriva de ella. Y esto ha escrito Porfirio
en su libro segundo De la materia citando las palabras de Moderato de
Gades: “habiendo querido la razón unitaria,
como dice Platón en alguna parte, constituir desde sí misma la generación
de los seres, ha separado de sí misma por privación la cantidad habiéndola
privado de todas sus razones y formas. Y a eso lo ha llamado cantidad
amorfa, indivisible y sin figura, pero que no obstante admite forma, figura,
división, cualidad y todo lo que es tal. Respecto a esta cantidad, dice,
Platón parece haber descubierto la mayor parte de los nombres llamando
‘receptora’ y sin forma e ‘invisible’ y diciendo que ‘muy difícilmente
ha participado de lo inteligible’ y que ‘apenas es captable por un razonamiento
ilegítimo’ y todo lo parecido a esas cosas. Esta cantidad, dice, y esta
forma pensada según la privación de la razón unitaria que ha comprendido
en sí misma todas las razones de los seres son modelos de la materia de
los cuerpos, la cual decía que los pitagóricos y Platón llamaban cantidad,
no la cantidad como forma, sino la cantidad por privación, debilitamiento,
extensión, separación y por la desviación del ser, por lo que también
la materia huyendo del bien parece un mal. Y es comprendida por él y salir
de los límites no es admitido, al recibir la extensión de la dimensión
formal y limitada en ésta, cuando la extensión recibe la razón de la dimensión
formal y es limitada por ella y cuando, por otra parte, la discontinuidad
es configurada por la división aritmética”. En efecto, la materia, según
ese razonamiento, no es si no el cambio de las formas sensibles hacia
las formas inteligibles cuando aquéllas se han desviado de allí y son
llevadas hacia el no ser.
En resumen,
Moderato anticipa, en cierto modo, el neoplatonismo tardío al postular,
según el extracto transmitido por Simplicio,
el Uno como fundamento del sistema metafísico y, en conjunto, las tres
hipóstasis del mundo inteligible del sistema emanantista de Plotino,
y la materia como sombra y privación. Cambian las denominaciones de las
hipóstasis, Moderato habla del Primer Uno, Segundo Uno y Tercer Uno; mientras
que Plotino hablará del Uno, Intelecto y Alma.
Por ello, el pitagorismo metafísico de Moderato, que prosiguen Nicómaco
y Numenio, prepara el neoplatonismo, de la misma
forma que la doctrina de Pitágoras fue precursora de la de Platón.
TRADUCCIÓN
DE FRAGMENTOS
F.W.A. Mullach
(ed.), Fragmenta Philosophorum Graecorum vol. II 48 (Stobaeus, Eclog. lib. I cap. 2, 8 pag. 19 ed. Heeren):
1.
El número, para decirlo en una palabra, un sistema de mónadas,
o una progresión de una multiplicidad que empieza en la Mónada,
y un regreso que acaba en la Mónada; y una cantidad que completa las mónadas,
la cual disminuyendo la multiplicidad privada según la sustracción de
todo número, recibe la permanencia y la estabilidad. En efecto, la Mónada no puede retroceder más allá de la cantidad; de suerte
que la Mónada, bien sea por estar firme y permanecer
inconmovible igualmente en el mismo estado, bien sea por estar separada
y enteramente aislada de la multiplicidad, con razón fue llamada así.
F.W.A. Mullach (ed.),
Fragmenta Philosophorum Graecorum vol. II 48 (Stobaeus, Eclog. lib. I
cap. 2, 8 pag. 20 ed. Heeren):
2. Algunos
demostraron como principio de los números la Mónada,
y de lo que es numerable el Uno, y que el cuerpo es aquello que puede
ser cortado infinitamente; de suerte que lo numerable se diferencia de
los números en la medida en que difieren los cuerpos de lo incorpóreo.
Pero también hay que saber esto, que los más recientes introdujeron los
principios de los números, la Mónada y la Díada,
y los pitagóricos introdujeron todas las exposiciones de las definiciones
sucesivas, por las que se comprenden los pares y los impares.
F.W.A. Mullach (ed.),
Fragmenta Philosophorum Graecorum vol. II 49 (Stobaeus, Eclog. lib. I
cap. 2, 8 pag. 20 seqq. ed. Heeren):
3.
Pitágoras se aplicó con muchísimo celo a los números, y las generaciones
de los animales las remitía a los números y a los ciclos de los astros.
Además les daba nombre comparándolos a los dioses, por ejemplo la Mónada
a Apolo, la Díada a Ártemis, la Héxada a Matrimonio
y Afrodita, la Hebdómada a Kairós y Atenea,
a Asfalio y Posidón, la Ogdóada y la Década a Pantelea.
A su vez, del mismo número al par lo mostró como imperfecto y al impar
como lleno y perfecto, porque mezclado con el par siempre hace que predomine
el impar de entre los dos, y a su vez, unido consigo mismo, produce el
par, mientras que el par nunca produce el impar, porque no siendo fecundo
tampoco tiene potencia de principio. De modo que en el hecho de dividirse
en dos muchos número pares se resuelven en impares, como el catorce, y de
los impares ninguno se resuelve en pares. Pues el principio y el elemento
son indivisibles en otras cosas distintas; y los demás tienen las divisiones
a su vez en los mismos elementos. Y más aún, si uno de los número impares
siguientes se añada a la mónada sale siempre
un número cuadrado; pero si a su vez igualmente se añaden los pares, resultan
todos de distinta extensión y desiguales; pero nunca un número cuadrado.
Y ciertamente dividiendo cosas iguales en dos, la mónada
del impar está en el medio, mientras que el espacio del par queda vacío
sin dueño y sin número, como si estuviera falto e imperfecto. Acerca de
la razón común de los números disertará de ese modo.
Porfirio,
Vida de Pitágoras parágrafos 48-53 des Places:
[48]
El estudio de los números, como dice entre otros Moderato de Gades, reuniendo muy sensatamente en once libros las doctrinas
de los varones ilustres, por esa razón fue objeto de interés. Pues no
pudiendo, dice, ofrecer claramente con la palabra las primeras formas
y los primeros principios, por la dificultad de concebirlos y expresarlos,
se dedicaron a los números en aras de una clara enseñanza, imitando a
los geómetras y a los gramáticos. Pues como éstos, queriendo transmitir
el significado de los elementos y estos mismos, recurrieron a los caracteres,
diciendo que ésos son como elementos para la primera enseñanza, pero después
enseñan que esos caracteres no son elementos, sino que por ellos surge
una representación de los elementos orientados a la verdad. [49] También
los geómetras, al no poder representar con la
palabra las formas corpóreas, recurren a los trazados de los figuras,
diciendo que esto es un triángulo, no pretendiendo que sea triángulo eso
que cae bajo la vista, sino lo que es tal, y por ello presentan su noción
del triángulo. Así pues también en las primeras razones y formas los pitagóricos
hicieron lo mismo, no pudiendo transmitir por la palabra las formas incorpóreas
y los primeros principios, recurrieron a la demostración por medio de
los números. Y así denominaron uno a la razón de la unidad, al de la identidad,
al de la igualdad, y a la causa del acuerdo y simpatía del universo y
de la conservación de lo que se mantiene en una identidad inmutable; en
efecto, el uno, en las partes, lo es tal por encontrarse unido y de acuerdo
con ellas según la participación en la causa primera. [50]. En cambio,
a la de la alteridad, de la desigualdad, de todo lo divisible que está
sujeto a cambio y se mantiene ora de un modo ora de otro, lo llamaron
razón doble y díada; en efecto, en los particulares tal es la naturaleza
de la dualidad. Estas razones no son conformes a ésos, sino ya no son
los restantes, ciertamente es posible ver que estos filósofos, dejando
algunas potencias unificadoras y que son sustentadoras del universo, y
hay entre aquéllos unas razones de igualdad, de desemejanza y de diferencia.
Así pues, a estas razones, por una enseñanza clara, las llaman con el
nombre del Uno y de la Díada. Pero no les importa decir biforme, desigual
y heteroforme. [51] Igualmente el mismo razonamiento se aplica
también a propósito de los demás números; todo razonamiento está orientado
según ciertas potencias. A su vez, en efecto, hay en la naturaleza algo
de las cosas que tiene principio, medio y fin. Según tal forma y tal naturaleza
descubrieron el número tres. Por ello también dicen que es triforme todo
lo apropiado en una situación intermedia. [Y así también denominaron a
todo lo perfecto]. Y si hay algún final dicen que ello se ha basado en
aquel principio y en él se ha ordenado. No pudiendo nombrarlo de otra
manera, se sirvieron del nombre de la tríada; y queriendo introducirnos
en su pensamiento, nos introdujeron en esa por medio de esa forma. El
mismo razonamiento se da también a propósito de los números. En efecto,
éstos son los razonamientos según los cuales fueron ordenados los números
de los que hablamos. [52] Los siguientes son abarcados por una idea y
potencia; a ésa la llamaron década, como receptáculo. Por ello dicen que
el diez es un número perfecto, más aún, el más perfecto de todos, porque
ha comprendido en sí toda diferencia numérica, toda forma de razonamiento
y toda analogía. Pues si la naturaleza universal está delimitada por las
razones y proporciones numéricas, y todo lo que nace, crece y acaba se
regula conforme a razones numéricas, y si la década abarca todo razonamiento,
toda analogía y toda forma numérica, ¿cómo no podría ser llamada número
perfecto? [53] Tal es en los pitagóricos el estudio de los números. Y
con ese estudio sucedió que esa primerísima
filosofía se extinguió, primero por su carácter enigmático, después por
las letras escritas en dórico, porque este dialecto es algo oscuro y ciertamente
por ello se sostiene que las doctrinas relatadas en él son como ilegítimas
y malentendidas por el hecho de que los que las expresaban no eran ciertamente
pitagóricos. Además de esto Platón, Aristóteles, Espeusipo,
Aristóxeno y Jenócrates,
como dicen los pitagóricos, se apropiaron, mediante un pequeño arreglo,
de lo fecundo; en cambio, lo superfluo, ligero y todo aquello que es propuesto
por los que después calumnian injuriosamente, para destrucción y mofa
de la escuela, lo recopilaron y clasificaron como propio de su elección.
Pero esto realmente sucedió más tarde.
Jesús Mª Álvarez
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MARCO
VALERIO MARCIAL
Marco Valerio Marcial es
un clásico de la literatura, nació en Bílbilis,
cerca de la actual Calatayud, en el año 40 d. C. Y murió en el 104 d.
C. En la misma ciudad que le vio nacer. En el 64 se trasladó a Roma para
terminar sus estudios jurídicos. Muertos Séneca y Lucano, Marcial se quedó
sin protectores, por lo que llevó una vida de parásito y adulador, casi
siempre al borde de la miseria. Gozó de la protección del emperador Domiciano,
durante cuyo reinado publicó toda su obra. En el año 98, después de la
reacción antidomiciana, regresó a Bílbilis.
Obra
El
primer libro que compone es el que tenía en los manuscritos el nombre
de Epigrammaton liber
y posteriormente Gruter, en la edición del año
1602, tituló Liber de spectaculis. El libro nos ha llegado incompleto. Parece ser
que Marcial comenzó la composición de este libro en el año 80 con ocasión
de la inauguración del anfiteatro flavio. Los
temas tratados en él son diversos: cacerías, luchas de fieras, combates
de gladiadores, naumaquias, hechos extraordinarios, epigramas en alabanza
del emperador.
Los libros
XIII y XIV fueron compuestos a continuación, en los años 84 y 85 respectivamente.
Xenia, que es el título del XIII, son los regalos que los romanos se hacían
y Apophoreta los que se sorteaban entre los
invitados al banquete y éstos se llevaban a su casa. Los epigramas de
estos libros son, excepto los de carácter proemial, de dos versos y tienen
también un título dado a cada epigrama por el poeta.
Los libros
I a XII corresponden a los años 85-102; los once primeros los publicó
el poeta en Italia, el libro XII fue compuesto en Hispania. El contenido
de estos libros es muy variado; la mayor parte la integran epigramas de
carácter burlesco y de escarnio o bien son humorísticos y obscenos. Este
género contaba con unos antecedentes cuyos primeros testimonios se remontan
a antiguas inscripciones que aparecían en el frontis de un arco, en el
dintel de un mausoleo o en la base de una estatua, y su contenido podía
ser funerario, laudatorio, emotivo o despreciativo, según la ocasión para
la que fueron creados. En sus orígenes se confunde con el epitafio, inscripción
muy breve hecha sobre una tumba y que suele encerrar un pensamiento filosófico,
invitando al recuerdo del desaparecido.
Para completar la producción de Marcial, atribuidad
o perdida, se debe añadir:
-
Dos epigramas dudosos, conservados en la Antología Palatina (el 26
y el 276 en la edición de Riese).
-
Veintidós epigramas no auténticos que Adriano de Jongue, su primer editor, afirma haber recogido de glosarios
y viejos manuscritos.
-
Una colección de poesías juveniles que el mismo Marcial dice haber
publicado y de la que sólo conocemos este aserto (véase infra, Epigr. I, 113).
La
versificación de los epigramas es variada, pero los metros preferidos
por Marcial para sus epigramas son los siguientes:
-
Dístico elegíaco: compuesto por un hexámetro y un pentámetro:
Nescio tam multis quid scribas, Fauste, puellis:
Hoc scio, quod scribit nulla puella tibi. (XI, 64)
-
Endecasílabo faleceo: compuesto de glicónico más baqueo:
Artis Phidiacae
toreuma clarum
Pisces aspicis:
adde aquam, natabunt. (III, 35)
-
Otros metros menos empleados son el metro epódico,
compuesto de un trímetro yámbico seguido de dímetro yámbico:
Romam petebat
esuritor Tuccius
Profectus ex Hispania.
Occurrit illi
sportularum fabula
A ponte rediit Mulvio.
(III, 14)
-
y el trímetro yámbico escazonte o coliambo (“que cojea”), llamado así por el final trocaico
inesperado:
Extemporalis factus
est meus rhetor :
Calpurnium non scripsit,
et salutavit. (V, 54)
En
cuanto a la técnica y composición de los epigramas, se ha hecho notar
en Marcial una especial atención a lo que se ha dado en llamar las cumulationes;
se trata de recurrir a todos los procedimientos retóricos de la época:
lítotes, metonimias, metáforas, juegos de palabras, hipérboles, repeticiones,
paralelismos, antítesis, paradojas, paronomasias, comparaciones, ejemplos
mitológicos etc...Un procedimiento constante
en Marcial es el empleo de vocativos y de interrogantes. Pese a todo ello,
sus versos son fáciles y asequibles al oyente y al lector, que apenas
han de esforzarse para lograr una cabal comprensión.
Como formas más frecuentes
en los epigramas de Marcial encontramos el que presenta una preparación
seguida de una aclaración o explicación: primero se presenta un hecho
(descriptio), para pasar a continuación a un
desenlace con gracia chispeante (conclusio).
Sirvan como ejemplos estos dos breves epigramas:
|
Nuper erat medicus, nunc est
vispillo Diaulus
Quod vispillo facit, fecerat et medicus.
(Libro
de epigramas I, 47)
Oplomachus nunc es, fueras opthalmicus ante,
Fecisti medicus quod facis
oplomachus.
(Libro
de epigramas VIII, 74)
|
Una
segunda en que se presentan los epigramas es la que responde al tipo quod-non-sed, como en el siguiente epigrama: |
Raptus abit media quod ad aethera taurus harena,
Non
fuit hoc artis, sed pietatis opus.
(Libro
de espectáculos 16) |
Entre los
mayores logros de Marcial está el haber dado al epigrama carta de ciudadanía
en la literatura latina como género literario. En esta aportación suya
incorpora la tradición latina anterior epigramática y no epigramática;
en él influyeron notablemente autores como Ovidio, Propercio,
Horacio y sobre todo Catulo.
La finalidad
del epigrama es fustigar los vicios sin herir pero sin herir a las personas.
En los epigramas se encuentra la imagen del poeta y de la sociedad de
su época; por ellos desfilan todos los tipos de la sociedad: abogados,
médicos, maestros, poetas, mercaderes, parásitos, prostitutas, etc., pero
no de un modo vago y generalizado, sino con detalles exactos y precisos:
son personajes vivos y a veces caricaturizados. El realismo de Marcial
llega a veces hasta la trivialidad y grosería.
Los epigramas de
Marcial tuvieron un éxito considerable, pues se leían no sólo en Roma,
sino en las provincias y hasta en la lejana Bretaña.
Selección de
epigramas
Ya al comienzo de sus doce libros de epigramas dirige el poeta una carta
al lector, que le sirve a Marcial para defender, por una parte, el carácter
inofensivo de sus epigramas y, por otra, para justificar el carácter licencioso.
Dice así dicha carta:
"Confío
en haber mostrado en mis escritos tal moderación que nadie que piense
bien de sí mismo será capaz de quejarse de ellos, dado que sirven de diversión
dejando a salvo el respeto debido incluso a las personas de las clases
más bajas; respeto que faltó en los autores antiguos, hasta el punto de
que atacaron personajes no sólo reales, sino incluso influyentes. Sea
mi fama más barata y apruébese en mí el ingenio como la última cualidad.
Quede lejos de la inocencia de mis juegos el intérprete mal intencionado
y que nadie plagie mis epigramas: actúa mal quien es ingenioso a costa
del libro del otro. Me excusaría de la franqueza lasciva de mi vocabulario,
esto es, de la lengua de los epigramas, si estuviera sentando un precedente:
así escribe Catulo, así Marso,
así Pedón, así Getúlico, así todo el que es leído. Si con todo alguien es
tan escrupulosamente puritano que en su presencia no se permite hablar
latín en ninguna de mis páginas, puede contentarse con esta carta o mejor
con el título. Los epigramas se escriben para quienes están acostumbrados
a contemplar los juegos Florales. No entre Catón en mi teatro o, si entra,
que se limite a ser espectador. Creo que estoy en mi derecho si cierro
esta carta con unos versos: |
Si conocías el rito agradable de la divertida Flora,
Los juegos festivos y la licencia del vulgo,
¿por qué viniste, severo Catón, al teatro?
¿acaso habías venido sólo para salirte?." |
Añadimos,
a continuación, algunos epigramas representativos de la obra de Marcial:
"Un
pérfido león había herido con boca desagradecida a su domador, atreviéndose
a manchar unas manos tan conocidas; pero sufrió un castigo digno de tan
gran crimen y el que no había soportado los azotes, soportó los dardos.
¡Cómo conviene que sean las costumbres de los hombres bajo un príncipe
tal , que ordena que el natural de las fieras
sea más apacible!"
(Libro
de espectáculos 10)
"Una
jabalina muy pesada ya por el fruto de su maduro vientre, parió una cría,
convirtiéndose en madre gracias a una herida. Y el hijo no permaneció
en tierra, sino que, al caer la madre, comenzó a correr. ¡Oh, cuánto ingenio
se tiene en circunstancias inesperadas!"
(Libro
de espectáculos 14)
"Aquí
está el renombrado Marcial, a quien lees, a quien reclamas, conocido en
todo el orbe por sus agudos libritos de epigramas; la gloria que le tributaste,
lector solícito, cuando vivía y sentía, pocos poetas la tienen después
de la muerte."
(Libro
de epigramas I 1)
"Todas
las fruslerías que escribí hace tiempo, cuando era joven e incluso niño
y mis bagatelas, que ni yo mismo ya recuerdo, si quieres emplear mal tus
buenas horas y miras con malos ojos tu ocio, lector, se las pedirás a
Quinto Polio Valeriano gracias al cual no les está permitido a mis tonterías
perecer."
(Libro
de epigramas I, 113)
"¿Por
qué me envías, Pola, coronas de flores recién
cortadas? Prefiero aspirar rosas ajadas por tus manos."
(Libro
de epigramas XI, 89)
Biblioteca
Si
no me das libros elegidos, dejaré entrar polillas y amenazadoras carcomas.
(XIV,
37)
Cebollas
Teniendo
una esposa vieja y el miembro muerto, no puedes saciarte con ninguna otra
cosa que no sean cebollas.
(XIII,
34)
José Miguel
García Ruiz |
|
QUINTILIANO
José Miguel García Ruiz
1.-
Retórica de época imperial
|
En la época
imperial las instituciones romanas pierden valor y eficacia, dado que
el poder se concentra en la persona del emperador. Esta evolución de las
instituciones políticas afectó profundamente a la retórica. Los problemas
políticos son solucionados por el emperador y las magistraturas, a parte
de haber perdido gran importancia, eran asignadas por el emperador.
La retórica,
una vez privada del incentivo de la política, se orientó, más que a hacer
oradores, a la formación de buenos abogados. Desconectada de la vida,
se refugió en las escuelas; esta situación propiciará una acentuación
del aspecto formal. Ya Tácito denunció esta situación al decir que “ la retórica desplaza a la elocuencia”, es decir, que el arte
de la retórica, en vez de estar al servicio del talento natural para potenciarlo,
se ha convertido en un fin en sí mismo. |
2.-
Quintiliano. |
Célebre escritor
español de la época romana, nacido en Calagurris,
hoy Calahorra (Logroño), aun cuando hay quien
le hace natural de Roma, pero no existen pruebas decisivas de ello. San
Jerónimo, que no tenía interés alguno en que Quintiliano
fuese o no de Calahorra, afirma que era natural
de dicha ciudad. También se ha discutido acerca de la fecha de su nacimiento.
Parece que nació entre los años 35 y 42 de nuestra era. Tampoco sabemos
con exactitud en qué año murió; la mayoría afirma que el 120, y algunos
pretenden que su muerte acaeció el año 118.
|
3.-
Obra
|
Declamationes:
colección de discursos, pero de dudosa autenticidad.
De causis
corruptae eloquentiae: obra perdida. Su contenido nos es en parte conocido
por las referencias que el mismo Quintiliano
hace de esta obra en su “Institutio oratoria”.
Para Quintiliano la causa de la corrupción de la elocuencia hay
que buscarla en el abandono de los clásicos, en concreto de Cicerón. Por
este mismo motivo se presenta como debelador de Séneca, que contaba con
muchos imitadores. Quintiliano no menciona las
causas políticas, más profundas en realidad.
De institutione
oratoria, en 12 libros. Es la obra que le ha reportado una enorme fama
y renombre, la escribió al final ya de su vida (años 92-94) a instancias
de sus discípulos y amigos. En esta obra de madurez recoge sus ricas experiencias
pedagógicas y los conocimientos de retórica adquiridos en sus múltiples
lecturas.
En esta obra
aborda Quintiliano la formación del orador,
tanto profesional como especializada, pero dentro
de un contexto más amplio, como es el de la formación integral del hombre.
Sinopsis:
|
Libro I: La educación desde la infancia, en la familia y en la escuela
(del ludi magister primero, y del grammaticus después).
Libro II: Trata de la educación del joven en la escuela del rétor
(enseñanza superior). En este libro entra de lleno en el tema de la
retórica. En primer lugar habla de la retórica en general.
Libro III: Divisiones clásicas de la retórica (inventio,
dispositio, elocutio)
y de los géneros de la elocuencia (demostrativo, deliberativo y judicial).
Libros IV-VII: La composición del discurso y sus partes.
Libros VIII-IX: Dedicados a la elocutio.
Libro X: Reviste especial importancia para la literatura. Juicio crítico
de los escritores griegos y romanos de interés para el orador.
Libro XI: Trata de la memoria y la acción.
Libro XII: Cualidades generales del orador: moralidad y amplios conocimientos
.
|
4.-
Principios y enseñanzas de Quintiliano
|
- Padres y maestros deben colaborar en la tarea de la educación infantil.
- La educación infantil debe iniciarse antes de los 7 años, oponiéndose
así a una opinión muy extendida en la Antigüedad.
- Debe evitarse el error y la creación de malos hábitos tanto en el
aspecto moral como en el instructivo.
- Debe hacerse atractiva la enseñanza.
- Es contrario a los castigos corporales. Prefiere el estímulo positivo
y la alabanza.
- La educación debe adaptarse a las diferencias individuales.
- Las técnicas didácticas de Quintiliano se
centran sobre todo en el uso de la memoria.
|
Quintiliano,
por otra parte, se muestra defensor de la enseñanza pública por considerarla
más estimulante y por ofrecer más posibilidades de adaptación a la vida
social.
La obra de Quintiliano
está encaminada a la formación del orador, la mejor profesión para él. En
su opinión, la formación profesional debe inscribirse en el amplio marco
de una formación humana; siguiendo en esto a Cicerón, pide para el orador
una formación enciclopédica: historia, filosofía, derecho, etc.
|
5.-
Lengua y estilo
|
Quintiliano
escribió en la lengua compleja de su tiempo, sin copiar íntegramente el
estilo de Cicerón; prueba de ello son los aditamentos a los que recurre
en su obra: metáforas e imágenes abundantes, fórmulas sugestivas, rasgos
ingeniosos y afectados, unos “adornos” que contribuyen a hacer más expresivo
el pensamiento de su autor, sin perder en claridad. El origen de estos
recursos habría que buscarlo en los escritores de la época augustea,
sobre todo Séneca, que influyeron hondamente en la prosa latina.
|
6.-
Ejemplo (tomado de De institutione oratoria
X, 3, sobre la naturaleza y el arte en la composición literaria)
|
“En los tiempos
en que Julio Segundo frecuentaba aún las escuelas, su tío, al verle un
día preocupado, le preguntó a qué venía aquel semblante triste. El joven
le declaró que, por más que trabajaba ya tres días, no hallaba el exordio
para la materia que se le había asignado, lo cual no sólo le atormentaba
por el presente, sino que lo desazonaba para el porvenir. Entonces Floro,
sonriente, le dijo: “¿Quieres decir, mejor, que no puedes?”
Sí, hay que intentar
escribir lo mejor posible, pero, sin rebasar las fuerzas; se progresa,
en verdad, gracias al estudio, no por el desdén. Así, para lograr escribir
mucho y con rapidez, ayuda mucho el ejercicio, pero también el método.
Si, en lugar de esperar la inspiración acostados, con los ojos en el techo,
murmurando para despertar el pensamiento, consideramos primero lo que
el tema exige, lo que conviene a las personas, a las circunstancias, al
carácter del juez, para lanzarnos en seguida a escribir con un ingenio
sencillo, normal, la propia naturaleza nos dicta el exordio y la continuación.
Pues la mayor parte de cuanto hay que decir es necesario y acude por sí
solo a impresionar nuestros ojos, a menos que los cerremos: los ignorantes
y los zafios no gastan mucho tiempo en pensar por dónde hay que empezar;
mayor vergüenza aún si la ciencia sólo sirve para crearnos dificultades.
No creamos, pues, que lo que permanece oculto es siempre lo mejor; optemos
antes por callarnos, si creemos que sólo debemos decir aquello que no
se nos ocurre.
Caen también en el defecto
contrario quienes, desde un principio, tratan de recorrer, con un estilo
rápido, su materia de un extremo a otro, y escribir entregándose al ardor
y a la improvisación......Será, pues, conveniente, obligarse a un cuidado
continuo desde un principio, para sólo tener que pulir la obra, en lugar
de rehacerla por completo.”
|
7.-
Conclusión |
Quintiliano
es un importante defensor del clasicismo en su época. Cicerón era para
él el modelo de estilo literario; de ahí que recomendara una elocuencia
natural, de belleza viril, sin adornos innecesarios. Pese a todos sus
méritos de hombre, de pedagogo y de escritor, Quintiliano carece de amplitud: se adhiere en exceso a maestros
ya superados; carece de todo sentido histórico porque no supo ver, como
veía Tácito, que la decadencia de la oratoria se debía a causas sociales
y políticas contra las que no podía hacer nada. Al centrar su atención
en la retórica ciceroniana, contribuyó en cierto modo a un estancamiento
en los últimos siglos literarios de Roma.
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SEMBLANZAS |
|
JUAN
HUARTE DE SAN JUAN
¿1529 – 1588?
"Examen
de ingenios para las ciencias”
Donde se muestra la diferencia de habilidades que hay en los hombres,
y el género de letras que a cada uno responde en particular.
|
|
Un
pensador, con un único libro, ha pasado a los anales de la historia de
la literatura y de las ciencias, por las grandes y fecundas aportaciones
a lo que estamos denominando humanismo. Juan
Huarte de San Juan puede definirse
como el gran humanista. Su “Examen de ingenios”, dedicado “a la Majestad
del Rey Don Felipe, nuestro señor”, lo elevó a la gloria de los grandes
maestros de la humanidad.
Médico y filósofo español, representa como ningún otro pensador de las
lenguas hispanas una honda preocupación por los problemas de los seres
humanos y de la sociedad.
No sabemos mucho
de su vida. Nace Huarte en San Juan de Pie de
Puerto (Navarra) hacia el año 1529. Su familia emigra hacia Castilla cuando
San Juan es abandonada por los castellanos. Tiene la casa principal en
Linares (Jaén), pero su vida y su fama aparecen unidas indisolublemente
a la ciudad de Baeza (Jaén), de la que fue su médico, con licencia para
ejercer del mismo rey Felipe II.Existe un libro monográfico sobre nuestro
autor en ediciones del Orto, “Huarte de San Juán”, escrito |
por
Luis García Vega.
Una tesina: “La concepción del ingenio en Huarte de San Juan”
de José Javier Biurrum Lizarazu (Salamanca,
Julio, 1994), y un excelente estudio del José Biedma, doctor en
filosofía.
Es uno
de los autores hispanos más traducidos y editados fuera de nuestras
fronteras. Si caracterizamos a los seres humanos por la racionalidad,
Huarte es el modelo a seguir. Es uno de los exorcistas del
humanismo, espantador renacentista de los diablos medievales, uno
de los primeros naturistas de la modernidad, genial precursor de
la psicología moderna, gran desmitificador del mundo y modelo de
racionalidad, escribe el doctor Biedma.
Huarte
es considerado el gran precursor, pues abre los caminos a múltiples
ciencias y a un pensamiento con vocación de modernidad. Una de las
mayores aportaciones del doctor Huarte
es su concepto de naturaleza. Superado el pensamiento medieval sobre
la naturaleza, ofrece un nuevo concepto científico moderno, propio
de su genio y talante científicos. Filósofo natural, ofrece un sentido
humanizado de la naturaleza, a la vez que compatibiliza el concepto
de humanismo con el método científico. Estamos ante el precursor
de la ciencia humanística.
La
naturaleza humana ofrece una visión del hombre como ser natural,
“el más hermoso animal de cuantos naturaleza crió”.
El Examen
de ingenios se convirtió en un modelo del nuevo espíritu científico
moderno, y así lo asumieron muchos pensadores posteriores. Huarte
renuncia a recurrir a las causas transcendentes o sobrenaturales
para la explicación de los fenómenos, y desecha la complicada y
abstracta jerigonza de la ciencia escolástica, en beneficio de la
observación, la revisión crítica, la formulación de hipótesis y
el análisis de los hechos, continúa el doctor Biedma. Explica los
hechos según lo que Dios ha puesto en la naturaleza y no atribuye
las causas a la voluntad divina. Dios es autor de las leyes naturales
que rigen el mundo.
Según
la opinión del doctor Biedma que nosotros apoyamos, el Examen posee
el gran valor de demostrar que la formación científica – racional
y empírica se inició en España un siglo antes que en el resto del
continente, y pone de manifiesto la raíz hispana de muchas de las
ideas que cristalizarán en los grandes tratados filosóficos y científicos
de los siglos siguientes.
Deja
de lado el latín y ya utiliza el castellano, “la lengua que mejor
sé”, la lengua de las gentes. Quiere incorporar la ciencia, la cultura,
propias de la élite, al mundo real de la vida. Prefiere la divulgación
de los conocimientos para que puedan ser útiles al pueblo y renuncia
a la consideración de científico aislado de los sujetos para los
que la ciencia surge. De nuevo su humanismo.
En
el estudio de la naturaleza humana, piensa que ésta se investiga
en cada hombre según su temperamento. El temperamento es causa de
sus habilidades, actividades, virtudes y vicios, y raíz de la singularidad
de cada ingenio.
Huarte
junta de nuevo el arte con la naturaleza, y ambos al servicio de
los seres humanos y de la sociedad.
Pide
Huarte al Rey que publique una ley mediante
la cual cada persona se dedique, dentro de la república, a las tareas
para las que demuestre más talento. La madre naturaleza provee a
cada uno de sus hijos de las capacidades necesarias para ejercer
con eficacia las obras que la república tenga a bien encomendarle.
¿No
nos recuerda este pensamiento el comienzo del Discurso del Método
de Descartes, escrito un siglo después? O cuando escribe: “Pero
como todas las animas racionales sean de igual perfección, así la
del sabio, como la del necio, no se puede afirmar que naturaleza,
en esta significación, es la que hace al hombre hábil, porque, si
esto fuese verdad, todos los hombres tendrían igual ingenio y saber”.
“Enseñar
cosas delicadas a hombres de bajo entendimiento era gastar el tiempo
en vano y echar a perder la doctrina”. La nueva pedagogía propone
conocer la naturaleza humana, el ingenio con que la naturaleza ha
dotado a cada hombre. “A cada diferencia de ingenio le responde,
en eminencia, una sola ciencia y no más”.
“Si no aciertas
a elegir la que responde a tu habilidad natural, tendrás de las
otras gran remisión, aunque trabajes días y noches”. El mismo Jesucristo
había propuesto en el evangelio de San Mateo que Dios repartió los
talentos a cada uno “según su capacidad”.
“Nuestra anima
racional, aunque es incorruptible, siempre anda asida de las disposiciones
del cerebro, las cuales, si no tales cuales son menester para discurrir
y filosofar, dice y hace mil disparates”.
A
los significados metafísico y fisiológicos de la naturaleza
del hombre, Huarte yuxtapone la noción
del humanismo renacentista. Es el carácter ético en que cristaliza
el temperamento a través del ejercicio de la virtud y de las obras
propias. La nobleza y dignidad humanas se ganan no se heredan por
los “hijosdalgo”, (Biedma).
Pero
el temperamento natural condiciona el carácter moral tanto como
las aptitudes generales para las ciencias y los oficios, dependiendo
el éxito de la armonía entre las partes del ánimo. A las facultades
superiores del espíritu humano da Huarte
el título general de ingenio que funciona como la tierra con las
semillas. El ingenio, el talento, crece con lo que poco a poco vamos
entendiendo y rumiando, disponiéndose así mejor día a día.
Distingue
entre inteligencia, imaginativa y memoria. Esta es meramente pasiva.
El entendimiento es la potencia más noble del hombre. El doctor
Biedma ha reconocido que Huarte anticipa
a Kant en su descripción del proceder
del entendimiento. El entendimiento es más fácil de engañar que
los objetos de los sentidos porque los sentidos tienen ser real,
firme y estable por naturaleza, “pero la verdad que el entendimiento
ha de contemplar, si él mismo no la hace y no la compone, ningún
ser formal tiene de suyo”.
Clasifica
las ciencias según las facultades, el ingenio, que a cada uno corresponden.
Unas corresponden a la memoria, como la gramática, jurisprudencia,
latín y lenguas en general. La teología, la medicina, la dialéctica,
la filosofía natural y moral corresponden al entendimiento; y las
artes, en general, la poesía, la elocuencia, ,las
matemáticas, pertenecen a la imaginativa.
Insiste
Huarte en el valor objetivo del contenido
de las impresiones sensibles, lo dado, contrapuesto a las composiciones,
figuras y opiniones fabricados por el entendimiento,
y que son constructos suyos. Los sensibilia
son anteriores al conocimiento objetivo, eso es, al objeto formalizado
por el entendimiento. He aquí dos siglos antes de la primera edición
de la Crítica de la Razón Pura (1781), la determinación del entendimiento
como una facultad creadora, y del conocimiento como un hacer y una
composición inteligente( ingeniosa), que atribuye forma y supone
estructura en el desorden material de lo sensible, (Biedma).
De
modo parecido a Hume en el Tratado de
la Naturaleza Humana asigna una función transcendental
a la imaginación, como facultad de enlace entre la sensibilidad
y las acciones del entendimiento. Es la imaginación la que saca
las figuras de la memoria para ofrecérselas al entendimiento. La
analogía entre la doctrina de Huarte y la de la “analítica transcendental”
es tan grande que nos parece muy verosímil que ésta deba algo a
aquélla. La necesidad de una crítica de la razón, esto es, de un
análisis de sus límites, es expresada a continuación....(Biedma).
Huarte se ha formado en la filosofía clásica.
Conoce bien a Platón y a Aristóteles. Influido por Tomás de Aquino
acepta la doctrina de la ley natural impresa por Dios en la naturaleza
y en el hombre. También sigue al de Aquino en que, además de la
razón, es necesaria la fe, “porque entendiendo Dios cuan inciertas
son las cosas humanas y con cuanta facilidad se engañan los hombres,
no consintió que cosas tan altas y de tanta importancia quedasen
a sola su determinación”... Y así “lo que no se puede alcanzar con
fuerzas humanas revela”.
El
Examen de ingenios transporta nuestras mentes hacia tiempos y lugares
familiares, “hacia “un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero
acordarme. Alguien ha advertido al igual que nosotros que, aunque
Cervantes no alude directamente a Huarte de San Juan,
sin embargo en más de un aspecto la semblanza de la condición física
y mental de Don Quijote concuerda con los planteamientos expuestos
en el Examen de ingenios. Es bastante probable que la caracterización
del hidalgo manchego como un hombre ingenioso, que determina desde
el título del libro uno de los rasgos más sobresalientes del personaje,
se haya fundamentado en la obra del doctor Huarte.
Para
las gentes de la época Don Quijote era de un temperamento colérico.
“Se le encendía la cólera”. Don Quijote se aficionará con obstinación
a leer libros de caballerías y “del poco dormir y el mucho leer
se le resecó el celebro”. Ya en El Examen de Ingenios se había apuntado
que “la vigilia de todo el día deseca y endurece el cerebro, y el
sueño lo humedece y fortifica”. La ausencia de humedad produce una
inestabilidad de los humores que desemboca en el trastorno mental
de Don Quijote, debido a que los libros de caballerías le tenían
tan conjurado que “se le pasaban las noches leyendo de claro en
claro y los días de turbio en turbio”.
Don
Quijote deviene loco porque en él la imaginación y la fantasía,
están templadas de una forma muy particular. Dice Cervantes que
a Don Quijote la fantasía se le asentó en la imaginación “de tal
modo que era verdad toda aquella máquina de aquellas sonadas soñadas
invenciones que leía”.
Tampoco debemos
olvidar que Huarte vive tiempos de inquisición.
El aspecto revolucionario del Examen no pasó desapercibido a la
inquisición, y fue expurgado. Sobre todo el tema de la continuidad
substancial entre cuerpo y alma, entre naturaleza y espíritu. Podríamos
seguir recordando a Descartes. Huarte,
convencido católico, pensaba que la inmortalidad del alma era cuestión
de fe y no de razonamiento filosófico, como después hará Kant.
Si la
obra de Huarte influyó en todo el pensamiento
europeo de los siglos posteriores, también continúa mereciendo el
respeto y la admiración en nuestros días. Hemos visto que la influencia
de Huarte en el perfil psicológico que Cervantes da al ingenioso
hidalgo Don Quijote parece fuera de toda duda. De la misma manera
Chomsky admite su influencia, al citarle como precursor de
su innatismo racionalista. Piensa que el doctor Huarte
fue el primero que consideró el ingenio humano como una potencia
generativa y fecunda y nos reveló en su Examen la capacidad creadora
de la imaginación poética. No olvidemos a Lessing,
Schopenhauer, Nietzsche
y multitud de lingüistas, pedagogos y filósofos, en quienes ha dejado
huellas profundas.
Huarte
fue el creador de al menos tres ciencias nuevas: la psicología diferencial,
la orientación profesional y la eugenesia. Parece que el mismo Bacon
habría sido influido en su clasificación de las ciencias. De esta
manera llega la influencia de Huarte a los campos de la epistemología y de la psicología
racional. Utiliza la palabra “ensayo” con el sentido de experimento
mucho antes que el propio Galileo. Gall
le cita expresamente como precursor de la frenología.
Hemos pretendido
poner de manifiesto la pertinencia filosófica y las aportaciones
al humanismo de este doctor hispano, desvelando y aclarando su conexión
con el pensamiento moderno. Mostramos el camino que recorrió y que
sigue ahí perenne buscando continuación. Huarte
busca la Utopía, como Tomás Moro, Maquiavelo
y todos cuantos han luchado por un mundo mejor. ¡Qué diríamos de
Marx o Nietzsche!
¿Seremos capaces de ver los puentes que nos llevan al super
hombre? Ese es nuestro gran reto.
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José María Calvo
de Andrés
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