Reflexiones
Voy
a comenzar una serie de reflexiones, más bien cortas para que
no te canses y colabores conmigo en este pensar, que nos ayude a vivir
con más plenitud y más armonía. Comienzo a reflexionar,
a pensar en voz alta, a compartir las vivencias que me llegan y sobrepasan
mi ser para llegar a un más allá.
La
primera reflexión es sobre El ser humano.
Comienzo
estas reflexiones por mí mismo, por el ser humano, para, desde
este lugar, acercarme al mundo, pensar el mundo.
Alguien
afirma que el ser humano es cuerpo, compuesto de tres partes: cabeza,
tronco y extremidades. Añaden que somos carbono, hidrógeno,
oxígeno …oro…arsénico… y así hasta
un número determinado de sustancias químicas.
¿Somos
solo eso, o somos algo más?
Quisiera
que estas reflexiones no se convirtieran en algún tipo de teoría;
tampoco es mi intención presentarlas como la verdad, porque el
ser humano no es teoría, ni filosofía teórica, algo
que pueda aprehenderse por medio de razonamientos, sino que es vida,
es filosofía práctica.
Y
la verdad, la vida, no se sabe, sino que se vive; y consiste en este
continuo vivir que es convivir.
Alguien
pensará que estoy muy orteguiano. No le faltará razón,
pero eso poco importa ahora, aunque en estas reflexiones nos ayudemos,
de vez en cuando, de las experiencias de los filósofos.
El
ser humano es el más menesteroso de todos los seres vivos al nacer.
Quizá sea así, porque lo que el ser humano es, es, sobre
todo, creatividad y libertad.
Frente
al mostrenco mundo inanimado y al mundo vegetal o animal que ya lo son
todo al nacer, el ser humano no es nada para poder serlo todo. Es proyecto
de futuro, y no podría desarrollar su ser, su vida, sin los otros,
sin una comunidad, fuera de una cultura.
El
cerebro humano no nace hecho, terminado, sino preparado para desarrollarse
a lo largo de la vida social. Dice Aristóteles que el hombre es
social por naturaleza. La sociabilidad humana será objeto de
una reflexión futura.
Vierto
estas reflexiones de manera que no formen un soliloquio; no es mi deseo
hablar conmigo mismo. Esto ya lo hago demasiado a menudo. Hoy voy buscando
la trascendencia de mí mismo para acercarme a ti; sin ti yo no
puedo ser nada. Ahora soy mi palabra, y esta palabra se dirige a ti;
soy diálogo, apertura, creatividad, libertad, responsabilidad…
Espero poder contar contigo para pensar el mundo, de manera que no formemos
teorías abstractas y vanas, y seamos capaces de llegar a lo
más profundo de nuestro ser y de nuestra vida. El mundo es nuestro
mundo, el mundo humano.
El
hombre evolucionó a hombre cuando se puso de pié y fue
capaz de mirar hacia arriba y ver más allá de si mismo,
a los otros, a la trascendencia.
“El
hombre es un desconocido y no es en los laboratorios donde se le va a
encontrar”. Ortega y Gasset.
“El
hombre se volverá mejor, cuando se vea cómo es”
De
estas reflexiones espero otras que no son mi reflexión. Mi voz
es solo una minúscula experiencia de vida, y expresa cómo
he entendido yo lo que la realidad, la vida, me transmiten. Pero mi experiencia
necesita ser enriquecida por otras experiencias, por otras voces diferentes
a la mía. Las diferentes visiones o experiencias no tienen que
ser contradictorias, sino que se complementan unas a otras, para ir completando
la insondable riqueza de nuestra realidad.
Una
orquesta está formada por muchos instrumentos, al igual que un
coro se alimenta de voces diferentes.
No
se trata de poseer la verdad, ni de excluir tu propia visión.
Tampoco de convencer a nadie, como yo tampoco quiero que tú trates
de convencerme y llevarme a tu terreno. Somos tolerantes. La tolerancia
será objeto de una futura reflexión.
Soy
una pieza mínima en este diálogo de la vida. Mi intención
es solamente llegar hasta ti, para que tú me respondas y yo pueda
enriquecerme y crecer. Si pensamos de manera diferente nos enriquecemos.
Tenemos perspectivas diferentes, pero la realidad es tan inmensa que ¿quién
es capaz de abrazarla toda? Solo las voces diferentes pueden sumarse
entre ellas para llegar más cerca de la verdad.
La
verdad no está ahí, ya dada. No está en el diccionario.
La verdad es algo vivo, que crece, se transforma. Mi verdad tengo que
ir descubriéndola cada día o cada minuto del día;
o mejor, tengo que construirla, y para ello te necesito a ti.
Yo
soy así. La realidad se me presenta de esta manera. Tú no
eres yo, gracias a Dios. Eres diferente y te abres a la verdad, a tu
verdad, desde tu propia realidad. Pero tu verdad ayuda a la mía,
a aquello que yo no puedo ver desde aquí; y espero que mi verdad
te ayude a construir la tuya, que se aloja al otro lado y es diferente
de la mía.
Sabes
aquel que está en la acera y pregunta:
- Por favor, ¿podría decirme cuál es la acera
de enfrente?
- Claro, Aquella de allí
- Pero si vengo de allí y me han dicho que es ésta.
Tampoco
exijo precisión o coherencia. ¡Qué son esos conceptos! ¿Acaso
soy yo preciso y coherente? A menudo las imprecisiones y las incoherencias
me han ayudado a salir de mi sombría caverna.
No
sé si estas reflexiones me han ayudado a tener más claro
lo que es el ser humano. Tal vez tengo un poco más claro aquello
que no es.
Concluyo estas primeras reflexiones con estos pensamientos: Somos proyecto,
futuro, apoyados en un pasado y en un presente, apertura, diálogo,
libertad ¿o no?
Puedes responder en calvoand@yahoo.es
Un
saludo
José María
Calvo de Andrés |